Testimonio de Alex Saab durante su arresto domiciliario / Foto: Cortesía Johan Pérez |
Todas las sociedades se construyen y desarrollan, deseablemente de forma sana, mediante la adopción y el culto de valores que, por regla general, tienen como sustrato el humanismo en su concepción más universal. Y cuando ese es el caso, no son solo las personas las que deben observar los principios inherentes a tal visión. Las instituciones y los sistemas también están llamados a respetar la idiosincrasia de las sociedades de las que emanan.
El respeto a la legalidad, que defiende la ley y el imperio de la ley sobre todas y cada una de las prácticas humanas o institucionales, es otro requisito de las sociedades modernas y democráticas. Sin este objetivo no se puede construir nada perenne, resistente y humanista.
En el caso Alex Saab, la justicia y la administración caboverdiana han contradicho, de manera visible y ostentosa esta doble afirmación, actuando, en diversas circunstancias, contra la legalidad y con desprecio por el humanismo que los caboverdianos han sabido, a lo largo de los siglos, prestar a sus instituciones y, en primer lugar, su sistema judicial.
De la ilegalidad de la detención a la prisión, completamente injustificada durante casi un año, pasando por los innumerables episodios de vulneración de los derechos personales y llegando al inaceptable sometimiento de nuestra soberanía y nuestra Constitución a la jurisdicción e intereses de un país extranjero, en el marco de un proceso de extradición con motivaciones claramente políticas, todo ha sucedido según un determinismo, trazado desde un principio por el Gobierno de Cabo Verde, para entregar a Alex Saab a la Justicia estadounidense.
Fragmento de la Constitución de Cabo Verde / Foto: Cortesía Johan Pérez |
Si al principio había dudas sobre estas ilegalidades, hoy son los mayores expertos del mundo y un Tribunal Regional, cuyo juez informante es un caboverdiano para señalar estas “flagrantes ilegalidades”
La detención, realizada en la isla de Sal el 12 de junio de 2020 sin orden de detención y tras una Alerta Roja emitida extemporáneamente (al día siguiente) por INTERPOL, la no aceptación, unilateralmente por parte del Gobierno de Cabo Verde, de la situación de Alex Saab como Enviado Especial de Venezuela, la violación de la inmunidad personal del diplomático, la negativa, en dos ocasiones, por parte de la justicia caboverdiana, de aceptar las deliberaciones de la Corte de Justicia de la CEDEAO, de la que el país es parte, y sin embargo las inaceptables condiciones de arresto domiciliario impuestas a los extraditados, demuestran a la sociedad cómo el proceso en cuestión ha sido profanado con las más flagrantes ilegalidades. Si en un principio había dudas sobre estas ilegalidades, hoy son los mayores especialistas del mundo y un Tribunal Regional, cuyo juez informante es un caboverdiano, señalando estas "flagrantes ilegalidades"
Correspondencia recibida de INTERPOL donde SE muestra la inexistencia de alerta roja sobre Alex Saab / Foto: Cortesía |
En el aspecto moral, la actuación de las autoridades caboverdianas ha seguido un patrón al límite del absurdo, ya que a Alex Saab se le han negado prácticamente todos los derechos que, en las situaciones más opresivas de detención, y por graves que sean las acusaciones que imponen a un imputado, le pertenecen inequívocamente, por su simple condición humana o simplemente según el estado del prisionero.
Alex Saab, ciudadano colombiano naturalizado venezolano, empresario supo construir con creatividad y determinación, mecanismos y oportunidades para que Venezuela eluda los terribles y brutales efectos del embargo comercial que le impuso Estados Unidos y, así, poder abastecer con alimentos y medicinas a sus ciudadanos.
Es un paciente oncológico con una condición física extremadamente vulnerable, a quien los tribunales caboverdianos le han negado el derecho a ser visto por su médico tratante, un especialista de su total confianza.
La persecución de los CLAP / Foto: Cortesía Johan Pérez |
Finalmente, Alex Saab sufrió, en poco tiempo, dos terribles pérdidas: su padre y su madre, fallecidos recientemente, los días 20 y 29 de abril respectivamente, con un intervalo de 9 días entre las dos muertes.
Al mismo tiempo, tanto en prisión como en las instalaciones donde se encuentra actualmente bajo arresto domiciliario, el diplomático nunca ha estado ni está autorizado para recibir a familiares, e incluso las visitas de sus abogados, con muy poco tiempo, son monitoreadas y sujetas a registros en términos humillantes. Además, a sus abogados extranjeros por una razón u otra se les ha impedido ingresar al país.
Alex Saab aspiraba desde hace mucho tiempo a recibir la visita de su esposa, pero por la forma en que lo han tratado, esta solicitud ni siquiera se ha hecho formalmente, por temor a represalias. Otros miembros de la familia han expresado el deseo y la intención de visitar, abrazar y consolar a su familiar, pero hasta ahora no ha habido indicios de la apertura de las autoridades caboverdianas a este respecto.
Finalmente, Alex Saab sufrió, en poco tiempo, dos terribles pérdidas: su padre y su madre, fallecidos recientemente, los días 20 y 29 de abril respectivamente, con un intervalo de 9 días entre las dos muertes.
Para cualquiera, incluso en circunstancias normales, estos eventos serían absolutamente dramáticos. En el caso de Alex Saab, atendiendo a su estado de salud, las circunstancias físicas en las que se encuentra detenido y todo el desgaste psicológico que le afecta, evidencia que se enfrenta a una situación devastadora para cualquier ser humano.
Aun así, las autoridades caboverdianas han ignorado por completo la situación y, hasta ahora, no han permitido que se haga nada para aliviar al menos el altísimo grado de sufrimiento físico y psicológico al que está sometido.
La solicitud de la defensa de permitirle asistir a los funerales de los padres fallecidos, o incluso, simplemente y de cualquier forma, participar en alguna ceremonia en honor a los padres, no fue atendida, lo que constituye un golpe más en el intento doblegar al Enviado Especial de Venezuela.
Las autoridades caboverdianas se han mantenido en silencio y dóciles ante la situación, haciendo que un hombre que no ha cometido ningún delito contra los intereses de Cabo Verde y sus ciudadanos, permanezca en un cautiverio ilegal y humanamente inaceptable, y que solo responde a vagas acusaciones de un país extranjero cuyo único propósito, dictado únicamente por motivos políticos, es derrocar al Gobierno de Venezuela.
La situación de Alex Saab nos hace mirar al abismo. Y cuando miramos el abismo, inevitablemente el nos mira a nosotros.
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