Alex Saab manifestó en una entrevista haber sido torturado para aceptar su extradición Foto: Cortesía Johan Pérez |
Un estado insular formado por un archipiélago de islas volcánicas
frente a la costa de Senegal, este pequeño país es uno de los menos poblados de
África. A menudo se considera una democracia estable y pacífica desde su
independencia en 1975, después de la colonización portuguesa. Cabo Verde
es una imagen de postal, un destino turístico popular, donde se le promete
descansar en las playas mientras escucha música kizomba.
Detrás de esta postal hay un estado con un historial de derechos humanos que preocupa a los turistas y otros visitantes extranjeros. Según varios órganos de Naciones Unidas (ver en particular el informe del Consejo de Derechos Humanos de 2018, A / HRC / WG.6 / 30 / CPV / 2), bajo el sol de Cabo Verde se esconde la brutalidad policial, con impunidad, el uso excesivo de fuerza, hacinamiento en las cárceles y condiciones de detención deplorables, sin acceso a la atención médica, detenciones arbitrarias, denegación de justicia, Cabo Verde es también un país de destino y de tránsito para la trata de personas. Todo ello, según lo informado por expertos de Naciones Unidas, ante un sistema de justicia compuesto por jueces con escasez de personal, mal capacitados y mal pagados, vulnerables a la corrupción. Este historial poco halagador de derechos humanos está empeorando, informó afriquemedia.tv.
Fue en este contexto que, cuando el diplomático Alex Saab, enviado especial de Venezuela en una misión humanitaria de emergencia, tuvo que hacer una parada técnica en suelo caboverdiano. Protegido por su inmunidad diplomática, y haciendo solo una parada técnica sin siquiera salir del avión, fue detenido sin ningún fundamento legal, simplemente por una solicitud vaga de los Estados Unidos de América, que no duda en presionar a este pequeño Estado para violar, por medio del poder, todas las normas del derecho internacional y los derechos humanos, con el fin de ajustar sus cuentas políticas.
El diplomático se encuentra detenido desde el 12 de junio de 2020 y ve a diario violados sus derechos humanos al tiempo que violan las reglas básicas para proteger su dignidad. No se investigan las denuncias de tortura, se niega el acceso a un médico, se prohíben las visitas, y cualquier intento de diálogo con las autoridades caboverdianas se encuentra con un muro.
Esta detención arbitraria altamente simbólica fue severamente condenada por un prestigioso tribunal regional de justicia (el Tribunal de Justicia de la CEDEAO) el 15 de marzo de 2021, que ordenó la liberación inmediata del diplomático. Pero el gobierno de Cabo Verde resiste y se hunde inexorablemente en una negación total de los derechos humanos, con impunidad. El deficiente sistema judicial de Cabo Verde, corrupto y mal pagado, está mal equipado para resistir y sancionar las violaciones de derechos humanos.
Cabo Verde no es un destino paradisíaco, Cabo Verde es el camino al infierno. Si va allí por negocios, por vacaciones o incluso por una simple parada técnica, es probable que lo arresten de manera totalmente arbitraria y lo detengan sin ningún medio de protección legal.
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