Redacción: Johan Pérez | @MarxistaJohan
Existe la tendencia de muchas personas al excepticismo que se fundamenta en la racionalidad, donde obedecemos a un patrón llamado sentido común. Años atrás el comandante Chávez hablaba del sentido común como una conducta adquirida por superestructuras como la iglesia, la educación y la política; las cuales nos condicionaban a actuar de acuerdo a lo que era correcto e incorrecto.
En estos momentos, cuando vemos una cantidad de acontecimientos a diario en los cuales el neoliberalismo se halla en contradicción total con el sentido común, (que nos vendieron) este apela a una serie de arbitrariedades bajo eufemismos y retoricas, para justificar su accionar bélico contra pueblos que tienen posturas progresistas se retoma con fuerza las utopías.
Hace un tiempo durante una conversación con compañeros de clases me decían que las utopías eran sueños imposibles, que las condiciones no estaban dadas y que por ello la izquierda no tenía cabida en nuestra sociedad; y aunque algunos defensores acérrimos de la derecha mantienen dicha postura la realidad que se asoma actualmente es otra.
Quizá sea por mis convicciones, que para algunos puedan ser posiciones cuestionables, que en este momento se deba tomar con fuerza el idealismo y la utopía de un mundo más justo, pues los acontecimientos que vemos a diario, se pone en evidencia cuan devastador ha resultado ser el capitalismo el cual se ha quitado su máscara para determinar que es acorde o no a su medida.
En este momento cuando la población mundial es abrumada por una pandemia, donde lo único que puede salvar la especie es la solidaridad, noto con preocupación cómo países que dicen ser potencia y ejemplo para el mundo, roban y represan los tratamientos convirtiendo el tratamiento de la cepa en un negocio.
Con esto obedecen a su sentido común de acumular riquezas a costa de lo que sea sin importar las vidas que cuesten. Es una patente de corso que se ha vuelto a presentar donde la piratería se ejecuta legalmente; ya ha pasado un año cuando países como Estados Unidos comenzaron a robar instrumentos de prevención para el coronavirus a otros países sin dar explicaciones.
Por otro lado vale destacar que quienes quieren dar lecciones de civismo han ejecutados las acciones más crueles contra nuestro pueblo como el reciente bloqueos de pagos del mecanismo COVAX, y le han boicotedo a nuestro país el acceso al tratamiento para la COVID-19.
En ese escenario valdría preguntarse ¿Son estos quienes nos quieren dar lecciones y determinar que es licito e ilícito en la actualidad? Las prácticas de chantaje, agresión y persecución son muchas contra nuestro país.
El bloqueo ha sido una estrategia cruel de la que Washington no quiere dar explicación y solo se escuda en acusaciones sin sustentabilidad, porque como diría el experto independiente Alfred de Zayas “No se puede invocar a los derechos humanos para destruir los derechos humanos”.
Por otra parte, Venezuela ha buscado las maneras de esquivar las medidas coercitivas que no le permiten comerciar con otros países; esto ocurre porque Estados Unidos se ha atribuido el papel de policía mundial secuestrando a todo aquel que se atreva a realizar algún acuerdo en favor del pueblo venezolano como se ha determinado con el reciente secuestro del embajador Alex Saab, quien por realizar misiones de carácter humanitario en favor de nuestro país, fue detenido arbitrariamente en Cabo Verde a petición de la Casa Blanca y sin ninguna orden de detención ni alerta de Interpol.
Ante estos escenarios escandalosos el mundo y nuestro país se enfrentan, lo que prometió el capitalismo hace décadas atrás hoy resulta una contradicción, pues el estado de bienestar son solo para aquellos países, que a través de maniobras y engaños legales más el uso de la fuerza, obtienen sus beneficios en perjuicio de otros.
Siendo esto así, no se puede sostener un sistema económico unilateral que ha sido completamente fraudulento, donde las arbitrariedades están por encima de cualquier principio o valor humano.
En ese sentido, considero que es el momento oportuno para insurgir contra este sistema, y empuñar el fusil de las ideas como dijo Fidel Castro para salir del neoliberalismo que está consumiendo a nuestra sociedad y nuestro medio ambiente. Es el momento de que las utopías se conviertan en objetos y sujetos, para crear un mundo más justo y más humano; es el momento adecuado para renunciar al mecanismo abstracto del valor de cambio y cuestionar la teoría monetaria, pues el sistema económico es lo que está acabando con la humanidad.
Patria o Muerte.
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